¡Hola, terremotos de huesos! He tardado mucho en aparecer por aquí, mea culpa. Se debe, principalmente, a que hemos estado toda la semana muy ocupados con el estreno de la obra, que fue este 27. De momento no tengo fotos, ¡pero iré cotilleando en las redes a ver si encuentro algunas! Interpretamos La excepción y la regla, de Bertolt Brecht. ¡Y así es como nos despedimos, finalmente, de nuestros seis años de instituto! Cuando me he dado cuenta, casi ya estamos en Julio. Se me escurre el verano de mi vida entre los dedos y no es justo. ¡Pero os traigo cosas!
Este cúmulo de colorines feúchos responden a una nueva comisión. Confío en terminarlo en los próximos 4/5 días y poder subir el proceso, o una cosa así. Nunca consigo hacer ilustraciones paso a paso que me convenzan, pero igualmente lo intentaré.
¿Qué más cosas? Uhm.
En principio no iba a subir esto. No termina de convencerme, a pesar de que le puse mucha gana porque estos dos personajes me tienen ganadísima. Por dentro, por fuera, del revés, del derecho. Bala, en general, me tiene ganada. ¡Y hablando de Bala! ¡Es muy posible que mañana la vea! Cuando me lo ha dicho me han dado nervios como apocalipsis en las entrañas. Obviamente, Amelia se viene conmigo.
Y, obviamente, le voy a hacer tantas fotos que planeo gastarme todas las tarjetas de memoria de la cámara.
¿Qué más contar? No estoy dibujando nada para mí, a pesar de que dije que lo haría. Por aquí en el blog planeo añadir una lista de cosas pendientes e ir tachándolas conforme vaya haciéndolas, aunque no subiéndolas siempre. Este verano acabaré todo lo que llevo arrastrando de este año y el anterior, y después de eso, creo que me dedicaré exclusivamente a tres ejes en los que he empezado a girar toda mi producción- si es que se puede llamar "producción" a mi ingente cantidad de vaguería mortal y rayitas enmarranadas-, y así, de dibujo en dibujo, VUELVO A EMPEZAR PORQUE NO ME HA SALIDO BIEN.
¡Hola, terremotos de huesos! He tardado mucho en aparecer por aquí, mea culpa. Se debe, principalmente, a que hemos estado toda la semana muy ocupados con el estreno de la obra, que fue este 27. De momento no tengo fotos, ¡pero iré cotilleando en las redes a ver si encuentro algunas! Interpretamos La excepción y la regla, de Bertolt Brecht. ¡Y así es como nos despedimos, finalmente, de nuestros seis años de instituto! Cuando me he dado cuenta, casi ya estamos en Julio. Se me escurre el verano de mi vida entre los dedos y no es justo. ¡Pero os traigo cosas!
Este cúmulo de colorines feúchos responden a una nueva comisión. Confío en terminarlo en los próximos 4/5 días y poder subir el proceso, o una cosa así. Nunca consigo hacer ilustraciones paso a paso que me convenzan, pero igualmente lo intentaré.
¿Qué más cosas? Uhm.
En principio no iba a subir esto. No termina de convencerme, a pesar de que le puse mucha gana porque estos dos personajes me tienen ganadísima. Por dentro, por fuera, del revés, del derecho. Bala, en general, me tiene ganada. ¡Y hablando de Bala! ¡Es muy posible que mañana la vea! Cuando me lo ha dicho me han dado nervios como apocalipsis en las entrañas. Obviamente, Amelia se viene conmigo.
Y, obviamente, le voy a hacer tantas fotos que planeo gastarme todas las tarjetas de memoria de la cámara.
¿Qué más contar? No estoy dibujando nada para mí, a pesar de que dije que lo haría. Por aquí en el blog planeo añadir una lista de cosas pendientes e ir tachándolas conforme vaya haciéndolas, aunque no subiéndolas siempre. Este verano acabaré todo lo que llevo arrastrando de este año y el anterior, y después de eso, creo que me dedicaré exclusivamente a tres ejes en los que he empezado a girar toda mi producción- si es que se puede llamar "producción" a mi ingente cantidad de vaguería mortal y rayitas enmarranadas-, y así, de dibujo en dibujo, VUELVO A EMPEZAR PORQUE NO ME HA SALIDO BIEN.
La vida tiene muchos caminos. Se expande, se contrae, se retuerce, se ríe, hace de ti un monstruo, hace de ti un muro. Estalla en señales de fuego encerradas en las luces de una ciudad de madrugada, en Berlín. Revoluciones, inviernos, barro.
Tengo las intenciones colgadas de la boca. Aspirante a ilustradora, a escritora, a persona, a conquistadora, a ciudadana de la historia.
Sobrevivir. Es el verdadero reto. Ilustrar o escribir, como la vida misma, es una batalla. Hectáreas de metralla, de aullidos, de heridas, de fríos inviernos y de barro helado. De piel que apenas aguanta tersa sobre los huesos, de sangre que te colorea el cuerpo, de días que no acaban y de noches en vela. No hablamos de guerras, las guerras se ganan o se pierden. Las batallas se mantienen. Entre minas y balas resistes. En pie, de rodillas. Es cierto que encontrarás trincheras tras las que esconderte y pelear. Encontrarás compañeros que te pasen un cigarro, te presten sus botas o incluso el fusil. Habrá también personas al otro lado del campo que pretendan herirte, y que consigan hacerlo. Una y otra vez, hasta entender que en una batalla no hay enemigos. Que ellos también tratan de sobrevivir, aunque sea acertándote con sus balas perdidas.
Pero, al fin y al cabo, duele. Duele levantarse todos los días con el pecho hecho polvo y enfrentarse a las bombas del mundo. Pero duele más no hacerlo. Haber tantas voces y demasiado silencio.
En ese momento donde asumes que la vida será siempre tu batalla con más o menos soldados, entiendes también que entre hombres serás siempre un extraño. Que el campo se quedará corto, que se puede romper el cielo. Que en realidad, todo se centra en sobrevivirte y no sobrevivir a los demás. En ser monstruo y muro y vivir con ello.
En resistir a las batallas de fuera y a las que llevamos dentro.
«Así que pensemos en tu bandera de Oro y Plata, para que nadie se olvide que eres un valor refugio y un arma blanca; en tus muros de Berilio y Berlín, porque no sólo separas una ciudad como quien separa dos mundos, si no que eres capaz de moderar una reacción nuclear cuando tú eres radiactiva y núcleo.»
CARLA CALVO. Eres.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra.
Soy eco, olvido, nada.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.
SITES
«La palabra es tan libre que da pánico.
Puede salir de casa en silencio
y regresar con el moral vacío.
Y ya que la palabra besa y muerde
mejor la devolvemos al futuro.»